Pau entra cada mañana al colegio con media sonrisa en la boca...le saludas y viene corriendo a darte un beso. Te señala su cabeza y te dice "tallat eh monyo". Viene guapísimo con su corte de pelo.
David llega medio dormido, pero según el día, tienes la suerte de recibir una de sus sonrisas mientras pasa por tu lado y te mira, dedicándote un "bon día!" silencioso, que transmite con la mirada.
David y Pau llegaron a mi vida en el mes de Septiembre de 2011, y desde entonces me han enseñado muchas cosas, la más importante: que siempre se puede evolucionar, mejorar, avanzar, vivir.
Hace unos meses David y Pau a penas se comunicaban con palabras...hoy son capaces de nombrar a sus compañeros, objetos e incluso construyen frases (aunque esto último, sólo es en el caso de Pau).
Cuando descubro que Pau es capaz de expresar lo que le pasa, cuando escucho cómo me pregunta "¿Pili, qué estás haciendo?" o cuando me canta una canción que ya ha aprendido, mi corazón dibuja una sonrisa en mi cara.
Cuando David reconoce su nombre en un cartel, o cuando me dice "mira" mientras me enseña los calcetines de Spiderman que ha traido hoy, o simplemente sonríe cuando juego con él...mi corazón, vuelve a dibujarme una sonrisa en la cara.
Y así, con el corazón feliz vuelvo a casa cada día, pensando que quizá, he contribuido un poquito a que David y Pau expresen cosas mediante el lenguaje...
Esta profesión que llevo ejerciendo desde hace pocos años, es la que amo y considero parte fundamental de mi vida. Por esta profesión lucho cada día y pongo todo mi empeño para dar a mis alumnos y alumnas lo mejor de mi.
La mejor recompensa que puedes recibir por tu trabajo, no es el sueldo que tienes a final de mes (por mucho que se empeñen algunos en hacer creer a la sociedad que es lo único que nos importa), la mejor recompensa es ver en los ojos de David y Pau que aprenden y evolucionan, como cualquier otro compañero de su clase.
La mejor recompensa es el abrazo y la sonrisa que te regalan cuando vas a sus clases, es su mano cogiendo la tuya en el patio, por el simple placer de pasear contigo, es percibir la emoción que sienten al hacer una actividad y saber que la hacen bien, la mejor recompensa es contribuir a su desarrollo.
Pau terminará el curso sabiendo muchas cosas que al principio se hacían muy difíciles de conseguir.
David terminará el curso con un vocabulario más amplio que tenía cuando entró al cole.
Yo terminaré el curso con la lección aprendida, con el corazón lleno de energía y con lagrimicas en los ojos por tener que despedirme de estas dos joyas, que ya formarán parte de mi vida y de mi historia para siempre.